31 diciembre 2007

Shogun se fue el día de navidad

Shogun, el perro oficial de mi familia durante los últimos doce años, falleció el pasado día 25 por causas desconocidas.



Ese día habíamos ido a comer a casa de mis padres, y durante la comida mi hermana comentó que Shogun tosía de una forma extraña. Mi padre comentó que lo llevaría al veterinario si la tos persistía, pero no hubo tiempo. Cuando fue a darle de comer por la noche, encontró su cuerpo inerte cerca del plato de comida.



Esta nochevieja nos acordaremos de él cuando suenen las campanadas y la gente empiece a tirar cohetes. A Shogun le aterrorizaba el ruido de los mismos, por lo que mi padre le dejaba entrar en casa un rato. El pobre se acurrucaba en el rincón más escondido que encontraba.

Sirva pues esta última entrada bloguera del año como homenaje póstumo y tal.

03 diciembre 2007

Hanaita

Prefacio

Año dos mil y pico. Toda Palma de Mallorca está invadida por restaurantes supuestamente japoneses pero regentados en realidad por personal chino. ¿Toda? ¡No! Existen un par de reductos genuinamente nipones para deleite del sibaritismo más friki.

Uno de tales, y de los más célebres, es el restaurante Hanaita, situado en Plaza Navegación 8, junto al mercado de Santa Catalina. Cuentan las crónicas que a cambio de un virulento apuñalamiento económico, los visitantes disfrutan de unos deliciosos manjares preparados por un auténtico cocinero japonés (inclusive diplomado como tal). Especialmente suculento es el sushi, agregan además quienes han degustado la comienda del lugar.

Armados de una buena dosis de hambre y con los ahorros de toda una vida, este vuestro Líder se adentró en el Hanaita con su cónyuga y monstruito, y he aquí la crónica de tal experiencia.


Facio

Para empezar, no espereis una entrada megalomaníaca ni grandilocuente con dragones de oro o similares. De hecho, si no os andáis listos podéis pasar de largo:



Una vez en el interior, comprobamos que se trata de un local pequeñito y no demasiado profusamente decorado. Se puede ver al maestro en acción merced a la barra situada al fondo del local:

- Hay un friki haciendo fotos. ¿Saco la katana?
- ¡No! Primero espera a que pague.


La carta no es excesivamente profusa, habiendo únicamente unos diez platos para elegir.

- ¿Qué va a tomar mi nene? ¿Una papillita?
- Lo flipas en colores. Yo quiero un chuletón de sushi con guarnición de tofu al güiski.


De motu propio (o ajeno, quién sabe), el camarero nos trajo un aperitivo consistente en un algo que estaba muy rico (creo que tenía atún, trocitos de cangrejo y verduras, o no):


Como bien indica el letrero, se trata de un algo con cosas.


Pese a las pretensiones gastronómicas de Kaito, pedimos para él un simple plato de tofu convenientemente aderezado con su adecuada salsa. ¿Que qué salsa era? Ah, buena pregunta. Creo que tenía soja o algo. ¡Kyoko, tasukete!


Tofu con su salsa para tofu y aderezos para tofu. Lo típico, vamos.


A continuación vino el plato fuerte, la verdadera razón de ser de nuestra visita: el sushi y el maki, dos platos que pedimos por separado pero que sirvieron juntos. Obsérvese el poderío:

Una de las estampas más bellas que nuestros humildes estómagos han visto en mucho tiempo


La verdad es que estaba de rechupete. Especial disfrute fue el experimentado por Kyoko, cuyo paladar añoraba dese hacía muchos antaños el sabor de tales delicias, anteriormente paladeadas con asiduidad en su tierra natal.

- Oooooh... qué bu-e-nooooo...
- ¡Jo jo, qué exagerada!



- Por las barbas del oso panda, pues es verdad... está de miedo...


Como colofón a tamaña sabrosidad, pedimos unos fideos fritos AKA yakisoba. Aquí la cosa ya menguó un poco, pues si bien estaban buenos, no estaban a la altura de lo esperado. Kyoko incluso comentó que parecían fideos precocinados. Huy, corramos un estúpido velo.

Los sospechosos habituales


Teniendo ya el estómago contento, pedimos el correspondiente apuñalamiento, que ascendió nada menos que a... 95 eurazos.


Postfacio

Como conclusión y moraleja, mi lideresca opinión es la siguiente: la comida era muy buena, la fama del local no es inmerecida y el cocinero realmente tiene arte y salero... pero es demasiado caro. Casi un billete verde por cuatro platos (el sushi suele ser caro, sí, pero el tofu y los fideos no son ningún lujo) y dos botellines de agua me parece a todas luces excesivo. Fuentes fiables me han informado además de que hace un par de años los precios eran del orden de la mitad. ¿Intento descarado de aprovecharse de la moda por lo oriental que sibilinamente nos invade? Quién sabe... pero sea como sea, me parece demasiado caro.

En resumen, un lugar que está bien para ir una vez en la vida, o incluso más si realmente eres lo que eufemísticamente se llama "señor solvente"; pero para el común de los mortales, difícilmente se puede convertir en lugar habitual de comercio. Lo cual es una lástima.


Bonus

He aquí una foto que olvidé publicar en la entrada sobre Granada:

- Papi, la próxima vez quiero que me compres un billete, que la bodega de equipajes está muy fría...
- ¡Sí hombre, tú te has creído que nadamos en la ambulancia!

30 octubre 2007

El exhibicionista

Mucho cuidado con él, chicas...


01 octubre 2007

Granadeando

Viva Graná que es mi tierra,
viva el puente del Genil,
la Virgen de las Angustias,
la Alhambra y el Albaicín

Tal que así reza la suerte de haiku que figura en un bonito plato cerámico que adorna una de las paredes del domicilio de mis progenitantes. En efecto, ellos son oriundos de la susodicha ciudad andaluza, y si bien yo soy antequereño de nacimiento y mallorquín de adopción (hasta el punto de desayunar ensaimada con sobrasada día no y día tampoco), en mis tiempos de tierno infante e incluso de espinilloso púber he viajado con frecuencia a tierras granadinas.

Años enteros hacía ya que no me dejaba ver por tales lares, así que la semana pasada, aprovechando un breve período vacacional, crucé el charco con toda la familia con el único propósito de recopilar material para este relato bloguero (friki que es uno).

Como ya habréis imaginado, el jefe Kaito fue quien mejor se adaptó, tras un emocionante viaje, a las dos principales actividades granadinas, a saber, el tapeo y el cante jondo:

Kaito sumamente emocionado en el viaje de ida



- ¡Mozo! ¡Tráigame otra de biberones en su tinta!



- Aaaay ay ay ay... caaanta y no lloreees... (o algo así)


Por cierto, es menester echar un vistazo al salón de la chozita que mis señores padres se gastan, situado en una urbanización montañera cerca de Padul:

- Uf, qué sofoco... creo que le pediré a Bautista un gazpachito on the rocks.



Una de las actividades principales que llevamos a cabo una vez aclimatados fue, por supuesto, el comercio al por mayor:

Tapeando en Los Pipos (C/. Cañaveral, 5)



- Uf, qué hambre... es hora de dar buena cuenta del pan que traje bajo el brazo.



Los Italianos (Gran Vía de Colón 4) sirve suculentos helados, como demuestra la cara de satisfacción de la dama de la foto.



Churros hermosotes en una cafetería llamada "Fútbol" o algo así. Nótese el chocolate con bizcocho (!) situado detrás.



Gracias, prefiero el hojaldre del hombre pulcro.



- Psé, no está mal. Puede darle una propinilla al chef.



Plato alpujarreño, la versión termonuclear de las bombas de colesterol



Mención especial merece Il Gondoliere, una pizzería situada en Martínez Campos 24 y en Avda. Palacio de Deportes 16. Baste decir que junto al susodicho establecimiento había un Telepizza completamente vacío.

Hermosa pizza situada junto a un objeto de uso cotidiano para apreciar su magnitud



Pizza de espaguetis, el colmo del pastafarismo



- Hummm... aroma afrutado con regusto a esencias del bosque y bouqué afrancesado... sí, esta agua es cosa fina.



- De postre tomaré esto, y esto otro.
- Anda que es tonto, el niño...



Algunos diréis, no sin el correspondiente raciocinio, que un viaje a Granada no es un idem sin la correspondiente visita a la Alhambra. Así que por el qué dirán y todo eso, nos dimos una vuelta por tal complejo histórico:

- Uf, así a lo tonto me están entrando unas ganas de hacer pipí...



- ¿Aquí están las mazmorras? Je, qué gracia... ¿puedo ver algún esqueleto o algo?



- ¿Qué dices? ¿Que no me ponga delante de dónde?



- No está mal, pero me tira un poco de la sisa...



La familia que alhambrea unida, se afotea unida.



Hubo tiempo también para el consabido paseo pseudaleatorio que tan bien funciona como excusa para mostrar fotos totalmente inconexas:

- Mira hijo, ese de ahí atrás es Colón.
- Y si tanto se colaba, ¿por qué le poneis una estatua? Estos mayores son raros raros...



ROUND 1. FIGHT!



- Mira, ¿ves como sí que se podía abrir el árbol?



Esto es lo que menos esperaba yo encontrar por aquí



Granada, paraíso de los ajedrecistas


Lo que vais a ver ahora es un lugar histórico de suma importancia para el mundo obsoleto. En el punto exacto mostrado por la foto (arco de las Cucharas esquina con calle Mesones), que ahora alberga un comercio de secretos mujeriegos, existía antaño una tienda de electrocosas llamada Sánchez Centro Hogar. Fue precisamente aquí donde, en diciembre de 1987, los reyes magos (o su representante legal) adquirieron el Nemesis 2 que me fue dado en adopción unos días después. Hasta incluso recuerdo haber visto un MSX con el Vampire Killer en el escaparate. Suerte tenéis de poder ver esto aquí, porque inexplicablemente, dicho emplazamiento no figura señalado en ninguna de las guías de la ciudad.

- Buenas, ¿les ha llegado ya el SD Mesxes #18?



La foto a continuación también tiene su chiste. Resulta que para mejorar la movilidad familiar, una prima mía que por aquellas tierras reside nos prestó un utilitario durante un par de días. Pero no se trataba de un automóvil cualquiera, sino de nada más y nada menos que un Twingo. Y encima, no era cualquier Twingo: era el Twingo que fuera propiedad de mi madre durante años enteros, y que finalmente fue vendido a la susodicha prima. Vamos, un deyavú que ríase usté de los cuelgues de Matrix.

Obsoleto feliz con máquina obsoleta



Pero el lugar más típicamente granadino de todos los que visitamos fue La Esperanza, sito en C/. Álvaro de Bazán 12. Andábamos deambulando por la mencionada calle cuando a lo lejos vimos el cartel de la tienda, consistente en un enorme punto rojo a semejanza de la bandera nipona. "Será el típico todo a cien chino", pensamos para nuestras afueras. Imaginaos nuestra estupefacción, sobre todo la de mi señora cónyuga, cuando al aproximarnos más descubrimos que había periódicos japoneses (no chinos, aunque sea lo mismo) a disposición del respetable. Una vez dentro, resultó que la dependienta también era natural del mismo archipiélago asiático, y regentaba un comercio que tenía un aspecto tal que así:

Típica máscara granadina para pasar desapercibido



Típicos alimentos granadinos



Típicos productos granadinos



Típica dependienta granadina



En fin, por desgracia, todo lo bueno se acaba, y al final hubo que volver a la estresante rutina (10 GOSUB TRABAJO: GOTO 10). Snif, pero si es nif.


Excursión hasta el avión cortesía del aeropuerto de Granada



Kaito sumamente emocionado en el viaje de vuelta



Plato alpujarreño casero cortesía de los choricitos regalados por mi madre



Moraleja-haiku:


Dale limosna mujer
que no hay en la vida nada
como la pena de ser ciego en Granada

05 septiembre 2007

Han matado al Twingo

Anoche tuve un sueño muy bonito. En él, por fin conseguía realizar el que ha sido mi sueño automovilístico desde 1993: tener mi propio Renault Twingo. Además, era el modelo QuickShift, el que tiene cambio secuencial convertible en automático. El sueño era increíblemente realista: recuerdo estar extasiado conduciéndolo, el olor a nuevo ominpresente, e incluso recuerdo cambiar de marcha tal como ocurre con este tipo de cambios (movimiento hacia arriba para subir de marcha, hacia abajo para bajar, sin embrague). Lo dicho: la felicidad absoluta.

Pero, ay, sólo era un sueño, e inevitablemente desperté. Más tarde, por simple curiosidad, me metí en la web de Renault y... lo que vi me heló la sangre.

El Twingo original ha sido retirado del mercado. Ya no se vende. Hace dos años que sabía que este momento tenía que llegar, pero aún así, ha sido un duro golpe.

Pero eso no es todo. Resulta que ahora venden otro coche al que también han llamado Twingo. El aspecto del mismo es tal que este:

Foto tomada de www.diariomotor.com

La pregunta que viene a la mente (al menos a mí) al ver semejante engendro es obvia: ¿Cómo se han atrevido a llamar Twingo a un vehículo que no tiene nada que ver con el mito original?

Sí, he dicho mito; y sé que a más de uno eso le causará hilaridad, pero bueno, lo único que ello provocará será la activación de las glándulas sudoríparas de mi miembro viril. El Twingo era un coche con un diseño rompedor, que no dejaba indiferente a nadie (esta frase es muy arquetípica, pero bueno (esta frase también, pero GOTO 10)); además era pequeño por fuera pero enorme por dentro (suena a anuncio pero es cierto), y enormemente práctico y funcional (lo idem). Había quien lo odiaba, a otros muchos como yo les encantaba. Para mí ya es tan legendario como el Citroën 2CV o el VW Beetle.

Entiendo que quisieran renovarlo un poco, pero, ¿qué demonios es esto? Es un refrito del Clio, ni más ni menos; no se diferencia en nada de cualquier otro coche de cualquier otra marca; es un coche más, no es un Twingo.

Es una lástima, pero el tiempo se me ha pasado y no he podido comprarme mi propio Twingo. Primero por ser un estudiante sin oficio ni beneficio; después por ganar una miseria; y finalmente, por estar secuestrado por los infames Hijoputeca y Eurrobor.

En fin, al menos me queda el consuelo de haber conducido durante unos cuantos años el Twingo que mi madre finalmente compró para sí misma por pura machaconería mía.

17 agosto 2007

Kaito = Kaito

Damas y damos, ya tenemos los resultados de la megalítica encuesta kaitonesa. Los apabullantes veinticinco votos no dejan lugar para las dudas: Kaito se parece sólo a sí mismo (10 votos).

Los demás votos son para: se parece a papá y a mamá por igual (6 votos), a su mamá (4 votos) y por último (debido por supuesto a algún virus, jaquer o error informático), a su papá (1 voto, seguro que en realidad eran 100).

A los cuatro bloguinautas que opinan que apenas pongo fotos suyas, sólo les puedo decir: ¡aaaaños! Tengo cienes y cienes de fotos, pero no puedo pasarme el día postiblogueando, además el espacio de almacenamiento de la interné no es infinito.

De paso he puesto otra encuesta, ligeramente más friki, o geek, o nerd, o como se diga. Ya podeis decir la vuestra.

Por supuesto, no puedo terminar sin mostrar la opinión del interfecto sobre la encuesta similarística:

- ¡KE PASA TRONKOOOO! ¡KE RULEN LOS PETASSS!

16 agosto 2007

Maquinita nueva

¡Bendición mundial! Después de inacabables meses de ahorro, sacrificio, búsquedas, ayunos y demás sufrimientos, por fin he adquirido una maquinita (no X) nueva. Por fin puedo jubilar ese vejestorio cuya fantabulosa budú banchí se daba de tortas con el pobre Linux.

Además, el haber dado más vueltas que una peonza ha dado sus frutos, pues gracias a un enchufe putoso he podido conseguir la maquinita a precio de mayorista. Concretamente, por 300 euros justos me he llevado tal que esto:
  • Placa Asus M2NPV-VM, con NVIDIA Geforce 6 integrada, y con salida DVI y HDTV.
  • Procesador AMD Athlon 64 X2 3800+ (uséase, 2x2.0 GHz).
  • Un yigabait de RAM.
  • 250 yigabaits de jardisk duro.
  • Retostadora de DVDs a no sé cuantas X.
No lleva disketekera porque tengo una, de color negro para más inri, por ahí rodando en algún lugar de mi trastero. En cuanto la encuentre se la pongo, ¡seguro pero!


- ¡Se lleva usted un buen peazo de máquina, oiga! ¿Se lo envuelvo o se lo lleva puesto?


La tecnología avanza a pasos agigantados: ahora los ordenadores vienen con cables, tornillos y manuales.


La primera tarea una vez tenía la cosa funcionando era, por supuesto, comunistizar la máquina; verbigracia, instalar Linux. Bueno, ya venía con un Ubuntu 6.06 instalado, pero como yo soy más KDEro pisé el susodicho con el Kubuntu 7.04, y así de paso ya tenía una versión más more.

Como soy muy (pero que muy) listo, instalé la versión para AMDs de 64 bits, a fin de aprovechar al máximo la ingente potencia proporcionada por el Athlon X2 ese. Ya os podeis imaginar lo que pasó inmediatamente: "¡Oh! No hay Flash 9 para Linux de 64 bits, y además hay nosecuantas aplicaciones que no funcionan en tales Linuxes raros". Servidor es amante de los retos informáticos y de la investigación goglera-forera en general, pero por desgracia uno es también un sufrido trabajador y padre de un señor kaitonés, por lo que para ahorrar tiempo y sufrimientos familiares varios, decidí volver sobre mis pasos e instalar la versión de 32 bits.

Ipsofacto seguido díjeme: "Por puro capricho y para sentirme revitalizado y juvenil, voy a instalar el Beryl ese a ver qué tal". La verdad es que no esperaba que funcionara, por tener una tarjeta gráfica integrada en la placa base y por tanto, pensaba yo, no lo suficientemente potente. Pero, ¡oh sorpresa! Seguí los pasos de este tutorial y casi funcionó a la primera. Digo casi, porque no me aparecían los bordes de las ventanas, y algunas idems salían completamente negras. Lo solucioné cambiando la plataforma de renderización del modo automático a "Force AIGLX" (¿de dónde se sacan estas palabrotas los informáticos sabios?) desde el menú del manageador de Beryl, como se puede ver en esta instantánea:


De todas formas he de decir que antes de llegar ahí, tuve algún susto. Por ejemplo, seleccioné "Force XGL" y se me quedó colgado el escritorio, así sin más. La solución fue matar el idem (con CTRL + ALT + BS), cargarme el directorio .beryl y el fichero .beyl-managerrc situados en mi directorio personal e intransferible, y una vez hecho ello el manageador del Beryl arrancó con la configuración por defecto (uséase con Beryl desactivado), con lo cual pude seguir jugueteando con las opciones.

Una vez hecho todo ello, vino la recompensa: ¡mis ventanas tiemblan como flanes, rebotan, se estiran y explotan! Todo ello en realidad no sirve para nada, pero bonito, lo es un rato. Aunque eso sí, cuando Beryl está activo no puedo ver video a pantalla completa, pero nadie es ferpecto.

Y resumiendo, que es bonito y hermoso y funciona todo muy bien; y además estoy tranquilo porque cuento con un competente servicio de atención telefónica:


- ...y si no queda satisfecho, le regurgitamos el dinero.