27 diciembre 2006

Japoneando

¡Konnichiwa minna san! Tal como os prometí, con gran diligencia y premura (ejem...) procedo a contaros cuatro nimiedades sobre mi estancia en este el país del sol ardiente, o algo así.

El viaje fue bien, gracias, máxime teniendo en cuenta que en esta ocasión portábamos un bulto extra bastante dado a expresarse explícitamente en caso de malestar. Pedimos una cuna y un bote de papilla para el susodicho en el avión, pero hizo ascos de ambos adminículos y hubo que llevarlo a cuestas y alimentarlo a base de pura leche japonesa.

- Conque un vuelo de once horas, ¿eh? Vale tios, ya me despertareis cuando lleguemos...

Al salir del avión pude captar esta simpática instantánea de la cuadrilla de limpieza del avión esperando paciente y ordenadamente a que bajáramos todos. Era hasta bonito.

- ¡Atención muchachos! ¡Hay una paga extra para quien encuentre un pelo de El Lider!

Tras un viaje en coche de unos tres cuartos de hora, nos dimos cuenta de que habíamos olvidado en el aeropuerto una mochila que incluía la tarjeta creditica de Kyoko entre otras cosas (con la novedad de que esta vez no fue culpa mía). Por suerte la mochila en cuestión fue hallada por el personal aeroportuario, y dado que dicha tarjeta tiene un gran valor sentimental para nosotros, Kyoko se ofreció gustosa a volver al aeropuerto con su cuñaaaaao mientras yo me quedaba en casa. Sólo recuerdo que me tumbé y desperté N horas después sin saber dónde ni cuándo estaba. Cosas del shadow time.

En el aeropuerto se pusieron muy contentos cuando encontraron una mochila abandonada.

Bueno, pasado el susto y una vez repuestos, tocaba visitar a la familia, en concreto a los primitos del recién llegado.

- ¡Mira mamá! ¡Kyoko nos ha regalado un muñequito!


- ¡Socorro! ¡Sacadme estos frikis de encima!


Este es Wataru, un bebé que pasará a la historia por tener airbags en vez de mofletes.

Al visitar el restaurante familiar nos encontramos con el señor Maruyama, un peculiar personaje. Cliente fijo donde los haya, a cierta hora siempre se le encuentra realizando el mismo ritual: se bebe un jarrón de cerveza, y después se acerca a la nevera y coge una tónica, o bebida isoidem, o algo parecido, y la ingiere igualmente. Tal es la confianza que él mismo va apuntando en la cuenta todo lo que cosume, y va recalculando el montante total.

- ¿Seguro que no me lo puedo llevar a casa? Mira que mejor que conmigo no estará en ningún sitio...

Este señor es fan nuestro pero sobre todo de Kaito. Para congratular su nacimiento, nos hizo obsequio de una pequeña cantidad monetaria, que en la actualidad y dadas las circunstancias, nos viene como desplazadas del firmamento por efecto de la gravedad terrestre. ¡Arigatou gozaimasu, Maruyama san!

Y para terminar este rollo, he aquí una instantánea captada por las cámaras de seguridad de la clínica dental a la que acudimos mi señora y yo para realizar un formateo dental (como el dentista es amigo de Kyoko nos cobró muy poco, ¡jias jias!)

- ¡Esto es un atraco! ¡Venga, los biberones!
- ¿Biberones? Pero oiga, aquí sólo tenemos pasta de dientes...
- ¡AAAAH! ¡¡Tiene un chupete!!

Nota: A ver si los maestros de la web me pueden explicar cómo colchones quitar ese @#$% borde de los corazones...

つづく。。。

14 diciembre 2006

¡Japón!

Mañana voy a Japón, donde estaré un mes entero. Si me acuerdo y tengo tiempo, iré publicando desvaríos sobre lo que por allí vea o me acontezca.

Para que además de envidia me tengais un poquito de pena, os contaré que es un viaje de aproximadamente 17 horas (salgo a las 7am de Mallorca y llego a Osaka a las 8am del día siguiente, es decir medianoche del mismo día aquí) con dos escalas (Barcelona y Amsterdam). El Jet Lag en estos casos es bastante bonito, y ya veremos cómo lo aguanta Kaito (aunque la verdad es que él duerme cuando quiere, sin muchos miramientos).

Por cierto, ¿os he comentado que mis suegros tienen un restaurante? ejé-ejé... :-D

11 diciembre 2006

Pedantería científica hamburguesística

Zascandilleando por esos mundos de Yupi me encontré con un anuncio de una conocida cadena hamburguesística que me llamó la atención por lo de posible incongruencia matemático-física que podía representar. Me quedé con las ganas de hacerle una foto pero por fortuna hay una representación del mismo en la web de la susodicha cadena:

Ya sé que la publicidad es inherentemente exagerada, fantasiosa y se sirve continuamente de hipérboles y demás filigranas lingüísticas para llamar la atención. Pero al ver tantos decimales juntos no pude detener mi curiosidad y, después de darle un par de vueltas, aquí teneis una entrada bloguera del estilo de malaciencia, pero científicamente pedante, en la que "demuestro" la imposibilidad de que el susodicho porcentaje no les valga.

Para empezar, veamos a qué número nos estamos enfrentando. Si no he contado mal, hay 63 decimales, lo cual significa que una hamburguesa "no vale" cuando tiene un 10-64% de "impurezas". Si una hamburguesa pesa, digamos, del orden de 100 ó 200 gramos, esto representa como 10-64 gramos impuros.

Bueno, ¿y esto es mucho o es poco? Según la todopoderosa wikipedia, un protón (esas minúsculas pildorillas que forman el núcleo atómico) pesa unos 10-27 kg, es decir 10-24 gramos. Esto significa que se necesitarían 1040 impurezas para componer un simple protón. Para que os hagais una idea, 1040 ronda el orden de magnitud del número de átomos que componen a toda la humanidad.

He hecho redondeos muy gruesos, además de obviar el concepto de átomos con múltiples protones, moléculas, densidades y demás; pero supongo que habeis captado la idea: si alguien os ofrece una hamburguesa 99,99999999999999999999999999999 9999999999999999999999999999999999% carne de vacuno, podeis comerla tranquilamente porque de impura no tiene ni el nombre. Aunque también cabría preguntarse si es posible conseguir semejante pureza cárnica (sin que se cuele ni una "miajilla" de hueso, bacterias, aceite o similares), pero eso es otra historia.

PostCosa: curiosidades de la vida, hoy hace cuatro años que presenté InterNestor Suite como proyecto de final de carrera, lo que me convirtió oficialmente en Líder de la Sociedad. Curioso y significativo, por lo menos.

29 noviembre 2006

Linux y el caso de la risa de Kaito

Situación: Nuestro héroe y Líder de la Sociedad llega a casa tras un largo día de trapicheo, y se encuentra con que su señora la Lídera le dice:

"Mañana tu padre viaja a Granada y quiero aprovechar para darle a tu tia este teléfono multimedia que no usamos, me gustaría que el tono de llamada fuera la risa de Kaito. Tenemos un video [en formato MP4] donde Kaito se rie, ¿puedes pasar ese sonido al teléfono?"

Nuestro héroe piensa "esto es un trabajo para SuperLinux", y se pone teclas a la obra. Este es el proceso seguido:

1) Búsqueda goglera de algo similar a "extract audio MP4 linux". Encuentro un foro en el que un señor explica cómo hacer eso con un tal ffmpeg. Casualmente ya lo tengo instalado, intento llevar a cabo la conversión y... mala suerte, parece que no tiene el codec de MP4.

2) Más búsqueda goglera, infructuosa esta vez, tras lo cual pienso: "Coñe, igual puedo sacar algo de Automatix".

3) Ejecución de Automatix y, en el apartado multimedia, efectivamente encuentro dos programas interesantes: avidemux y audacity. Los instalo.

4) Cargo el video con avidemux y consigo extraer el audio en formato WAV. Bien.

5) Cargo el WAV en el audacity, lo recorto adecuadamente, y al intentar exportar en formato MP3... "este programa usa lame para la codificación MP3. Debes descargarte las fuentes y compilarlas y..." y una mierda pa ti. Grabo el recorte de nuevo en WAV.

6) Pienso "¿Y si...?" Desde un terminal ejecuto lame y, ¡premio, lo tengo instalado!

7) Ejecuto lame -h Kaito.wav Kaito.mp3 y ya tengo un bonito MP3 con la risa de mi vástago.

8) Enchufo el adminículo para Bluetooh al puerto USB, busco en los menús del Kubuntu y... sorpresa, hay instalada una aplicación para intercambio de ficheros por Bluetooth.

9) Transfiero el susodicho fichero al teléfono, lo establezco como tono de llamada y... ¡prueba superada!

Por cierto, el susodicho video es este:


Conclusión: Linux mola casi tanto como Kaito.

17 noviembre 2006

Horno venerable

Siguiendo con serie de aparatos obsoletos que siguen en uso, esta vez os voy a mostrar uno que se sale un poco de lo habitual. Primero porque no se trata de ningún trasto relacionado con la informática, y segundo porque bate todos los records de antigüedad.

Se trata de un horno (o combinado encimera más horno o multifucnión o como se llame) que ha estado funcionando en mi casa hasta hace unos pocos días, y que podeis ver en esta foto:

¿En qué año diríais que fue adquirida esta reliquia? Pues nada menos que en 1970. Sí amigos, este horno ha estado en funcionamiento durante nada menos que 36 años. Ha pasado por dos viviendas en la península y por tres más en Mallorca.

El fabricante era Fagor, y no quedaba rastro de ninguna pegatina ni placa que permitiera identificar el modelo, pero en la pared frontal ponía Gem Blue (¿nombre comercial o simple adorno?) Tenía características tan "avanzadas" como girapollos (o como se llame), luz en el horno, reloj que hacía "rinrinrin" cuando llegaba a cero, y encendido automático de los fogones merced a unas bujías que había en los quemadores y que hace tiempo que se desintegraron. Además, disponía de un enchufe en el frontal que permitía conectar aparatos adicionales cómodamente.

Imagino que los funcionarios del ayuntamiento que pasaron a retirarlo debieron alucinar en RGB cuando vieron semejante trasto. Casi podríamos haberlo donado a un museo.

Como bonus, y sin venir para nada a cuento, hete aquí una instantánea del supervisor jefe de esta web:

"Mi papá me ha dicho que para ser un buen comunista, tengo que mamar Linux desde pequeñito."

01 noviembre 2006

Kubuntu 6.10: El gran fiasco

El comunismo no es precisamente un camino de rosas. A veces toca pasar por pequeños infiernos, como el que acabo de sufrir en mis carnes y del que aún no he conseguido salir completamente airoso.

Todo comenzó hace unos días, cuando los señores de Canonical anunciaron el lanzamiento de (K)Ubuntu Edgy Eft (Ubuntu 6.10 para los amigos), y a un servidor se le ocurrió la desafortunada idea de actualizar su Kubuntu Dapper Drake (6.06 para los idems) a la nueva versión, siguiendo los pasos anunciados en la web de Kubuntu.
Después de una atribulada instalación (se me paraba con el descriptivo mensaje dpkg has exited with error code 1, y tuve que desactivar los repositorios multiverse y ejecutar apt-get -f install un par de veces), reinicio la máquina, me pide el nombre de usuario, se lo doy y... se cuelga. Así de claro. El fondo de escritorio en pantalla, el cursor en el centro, y sin respuesta al teclado ni al ratón.

Pruebo a arrancar en modo de recuperación, arranco el entorno gráfico con startx, con kdm y con gdm, y ocurre lo mismo. Reconfiguro las X con dpkg --reconfigure xerver-xorg (o algo parecido), y nada.

No me ha quedado más remedio que reinstalar mi Dapper Drake desde cero. Sobre lo cual, por si me están leyendo tiernos infantes, diré únicamente que es un enorme fastidio, aunque me quedo con las ganas de usar términos más altisonantes.

En realidad la culpa es mía, por no haber inspeccionado un poco las reacciones de la comunidad internauta (oh, ah, qué bien suena eso), puesto que por lo visto no soy el único que ha tenido problemas al actualizar. El consejo que más se repite en todas partes es: NO actualiceis de Dapper a Edgy. Si quereis probar la nueva versión, haced una instalación limpia.

Por lo menos, el incidente me ha servido de excusa para probar el nuevo Automatix, ese programilla que instala en un Ubunto virgen todo aquello que se suele echar en falta (por ejemplo los codecs de audio y video). La nueva versión 2 está bastante mejorada: ahora la selección de los programas a instalar se muestra dividida en categorías, y lo que es más importante, ya no te pregunta cien veces si "quieres continuar": la instalación de todos los componentes se para sólo una vez, cuando está instalando el plugin de Java para Firefox (por lo que es recomendable instalar primero el susodicho y después todo lo demás, o viceversa).

Automatix 2 tampoco ha podido instalar el paquete "KDE Extras", porque dice que los paquetes no están autenticados o algo así. Pero nada que no solucione un apt-get install kde-extras.

Más grave es el hecho de que el nuevo kernel que instala Automatix, el 2.6.15-27, no funciona: la pantalla se queda negra a medio arranque, y el idem no pasa de ahí. Suerte que grub me da la opción de arrancar con el kernel antiguo, el 2.6.15-23.

Como simpática anécdota, os comentaré que a mi lado tengo a Kyoko, que lleva todo el día peleándose con la instalación de los drivers de nuestra multifunción (una Epson DX4800): le reconoce la impresora pero no el escaner. Por cierto que es un Windows XP japonés.

Al preguntarle si prefiere los problemas de Windows o los de Linux, me ha respondido: yo los veo iguales. ¡Maldita sea! Si no hubiera intentado actualizar mi Ubuntu, ahora Linux iría ganando.

En fin, suerte que en casos como este, uno siempre puede recurrir al "pringao" de turno para que le saque las castañas del fuego:

- ¡Vaya par de inútiles! ¿Por qué tocais si no sabeis?
¡Al final siempre me toca arreglar el desaguisado!
¡Anda, aparta y déjame a mí!

29 septiembre 2006

¡50 eurazos del ala!

La leche, lo que se han sacado de la manga los de ING Direct. Resulta que si antes de que termine el año contratas con ellos una cuenta nómina, y les das el DNI de un amigo que ya tenga una idem, ganas 50 oros, y otros tantos el susodicho amigo.

Yo ya tengo una cuenta de esas, asi pues, si alguien tenía pensado abrirse una, que me avise, plis. Que con tamaño fortunón tengo para por lo menos tres semanas de pañales.

26 septiembre 2006

SD Kaito

- Mira hijito, esto es una tarjeta SD.
- Qué interesante. ¿A ver si es resistente a puñetazos?


- Papi, esto está chupao. Se puede manejar hasta con los pies.

18 septiembre 2006

Recuerdos de infancia: El color del dinero

A falta de alguna historia interesante, os voy a contar una chorrada para variar. Se trata de un asunto monetario que me sucedió de pequeñajo.

En el patio del colegio al que yo fui hasta los once años (el CIDE de Palma de Mallorca), había un chiringuito en el que se vendían chucherías, meriendas y demás elementos consumibles por la chiquillada. Recuerdo que de muy pequeño yo observaba con curiosidad cómo la gente se acercaba al mostrador, pedía cosas y se las daban. Era algo mágico. Un día reuní el valor suficiente para hacer lo propio: me acerqué y pedí un X (no recuerdo qué fue), a lo que el dependiente me dijo:

Son N pesetas.

...y así es como ante mis ojos apareció la Gran Verdad Universal: El dinero sirve para comprar cosas.

Pero lo que quería contaros no era eso, sino un algo que me aconteció poco después. Debía ser 1980 o así, y con mis 5 ó 6 añitos a las espaldas yo estaba jugando en uno de esos columpios que son un entramado de hierros formando un cubo (leches, debe haber un nombre más coherente para esa cosa). En eso que en el suelo me encuentro, atención, un billete de 100 pesetas.

A los más jovenzuelos os extrañará, pero sí, en esa época había billetes de 100 pesetas, equivalentes a 0.60 de los nuevos euros (¿qué pasa? Si las pesetas son antiguas, los euros son consecuentemente nuevos, ¿verdad?). Tenían un aspecto tal que este:


Yo me quedé de piedra al haber hallado tamaño fortunón. Tanto, que incluso dudaba que fuera real; posiblemente era una falsificación (listo que es uno, ¿eh?) Así que para salir de dudas, le enseñé el billete a uno de los chavalines que jugaban conmigo, y le dije:

Oye, mira lo que he encontrado. ¿Crees que será de verdad?

A lo que el susodicho agarró el billete, dijo "Ahora lo averiguaremos" y abandonó la escena.

No tardó en regresar... cargado de pastelitos (Phoskitos, Tigretones o similares); no sé cuántos llevaba pero necesitaba los dos brazos para llevarlos. Empezó a repartirlos a sus amigos, me dio uno a mí y me dijo:

Pues sí, era de verdad.

Me gustaría deciros que me sentí vilmente engañado y que como justo castigo a tal tomadura de pelo propiné una soberana paliza al susodicho chaval... pero no. Simplemente me comí mi pastelito mientras pensaba:

¡Qué bien! ¡Tengo un pastelito!

Moralejas que aprendí ese día:

  • Sí, la gente de vez en cuando pierde dinero en el suelo.
  • Las comprobaciones de autenticidad monetaria, mejor hacerlas uno mismo.
  • Con cien pesetas se podía comprar una montaña de pastelitos en 1980.
Hala niños, ya sabeis lo que NO teneis que hacer cuando os encontreis un billete en la calle.

14 septiembre 2006

Microsoft y los estándares: un amor imposible

Pues resulta que Microsoft ha puesto a disposición del sufrido internauta la versión RC1 del Internet Explorer 7. Un servidor lo está probando en el trabajo y tiene cosas que están bien, por ejemplo las pestañas (anda, como el Firefox) o poder cambiar el tamaño del texto con Ctrl+ y Ctrl- (¡también como el Firefox, cuántas casualidades!).

Y claro, uno como es tan tiquismiquis buscador traspiésico gatuno, no puede resistir la tentación de comprobar si Microsoft ha aprendido algo en los N años pasados desde el lanzamiento del Explorer 6, y esta nueva versión cumple por fin los estándares web. Para ello me he dirigido a la página del test Acid, que es un dibujito hecho a base de estilos CSS; cuanto más estándar es un navegador, más parecido es el dibujito a un careto sonriente.

Pues bien, en un navegador completamente educado y estandar, esto es lo que debería verse:


Y con el flamante Internet Explorer 7 se ve, bueno, pues esto:


Pero da igual. IE7 va a triunfar, porque es lo último, lo más de lo más, lo cool, lo más innovador, porque Microsoft lo dice.

Y además, tiene pestañas. Todo el mundo sabe que Bill Gates inventó las pestañas.

(NOTA: Antes de que me lo digais, ya sé que el Firefox tampoco pasa el test. Pero sus desarrolladores no tienen tantas ínfulas ni van de "inventores de internet", o al menos eso es lo que me parece a mí.)

01 septiembre 2006

Ni dioses, ni duendes en el jardín

Estaba yo pensando en ponerme un poco filosófico y escribir una entrada sobre religiones, dioses y demás... pero mira por donde he encontrado una página que parece talmente una copia sector a sector del directorio de mi cerebro dedicado a dichos temas.

Así pues, leeros esta página en sindioses.org, ponedle mi firma al final, y listos. Ojalá todo fuera tan facil. X-D

23 agosto 2006

Probando Writely

Pues resulta que Google acaba de lanzar una nueva utilidad online: Writely , un procesador de textos basado en web. Bueno, en realidad esta web ya existía pero Google la ha comprado o algo así, y además está en beta.

Si bien es una aplicación sencillita que no tiene ni de lejos todas las capacidadess de un procesador de textos al uso (normal, ¿qué quereis, si está basado en web?), tiene algunas características interesantes:

  • Permite grabar el documento en formato HTML, RTF, Word, OpenDocument y PDF. Además de mantenerlo almacenado online, por supuesto.
  • Podemos añadir "colaboradores" que tendrán la posibilidad de editar el documento conjuntamente con nosotros. Tiene un historial de revisiones.
  • El documento puede ser privado, público, o visible únicamente para aquellas personas que nosotros decidamos.
  • Permite publicar el documento directamente en una entrada de blog.

Precisamente, esta entrada está escrita en Writely, a modo de prueba.


En cuanto a las capacidades de edición, son las básicas. Tiene diversos estilos de letra, permite cambiar las fuentes, el color del texto, y permite la edición de tablas:

Español
Kaitonés
Tengo hambre
Aha-ha-ha-há
Tengo mucha hambre
¡¡NGUEEEEEE!!
Tengo caca
Prrrrrrr-¡prot!
La especulación inmobiliaria está colapsando los niveles de endeudamiento de la familia española
¡Nguuuuuu! ¡Nguuuuuu! ¡Nguuuuuu!

Pues bueno, para editar documentos sencillotes de forma colaborativa o para editar webs/blogs puede hasta incluso ir bien. El tiempo lo dirá.

Actualización: He tenido que hacer un par de retoques desde el editor normal del blogger. Writely no ha puesto título a la entrada, y no ha subido la imagen.

11 agosto 2006

¡Ya soy legal! (y comunista)

Hace algún tiempo os conté que me había puesto el Kubuntu Linux en el disco duro secundario del PC de casa para trastear y tal. Pues bien, el pasado fin de semana me convertí en 100% comunista mediante el completo borrado del Windows que había en el disco duro principal, quedándome así con Kubuntu como mi único sistema operativo. Además, esto implica mi retorno a la legalidad vigente, puesto que el susodicho Ventanas no era todo lo original que debería (ejem).

En esta entrada os voy a contar cómo realicé el traspaso del Linux desde el disco duro secundario al principal, tarea que, todo sea dicho, no fue precisamente un camino de rosas.

Partimos pues de la siguiente situación inicial:

  • Disco duro primario de 80GB, con el Windows 2000 a extinguir, y unos 10GB de documentos a conservar (incluyendo pinículas y fotos, algunas indecentes y otras no tanto). Sí, ya es hora de que grabe un par de DVDs y libere espacio.
  • Disco duro secundario de 13GB, con el Kubuntu funcionando, bien configurado y actualizado. Una partición primaria de 12.5GB donde está todo el sistema, y una extendida de swap de unos 540MB.
Hete aquí la receta del traspaso:

1) Copia de seguridad de los documentos al ordenador de mi papá, mediante carpetas compartidas en red. 10 gigas no es moco de pavo, pero bueno, lo dejo toda una noche copiando y listos.

2) Carga del Gparted (el gestor de particiones de Gnome) e intento de reducción de la partición NTFS del Windows, a fin de crear otra partición en el espacio sobrante para copiar los documentos, después reformatear la partición NTFS en ext3 y... bueno, una película que había planeado y que seguro que tenía que funcionar. Seguro pero.

3) Gparted muestra un error y se cuelga, no sin antes machacar la tabla de particiones del disco duro. Yupi, viva.

4) Instalación de un editor hexadecimal (sudo apt-get install khexedit) y volcado de las primeras 128K del disco a un fichero (dd if=/dev/hda of=sectores.dat bs=1024 count=128) para ver si puedo encontrar el comienzo de la partición NTFS y restaurar la tabla de particiones a mano.

5) Compruebo que Gparted también ha machacado el sector de arranque de la partición NTFS. Un trabajo bien hecho, vaya. Desisto de recuperar la partición, ya volveré a copiar los datos desde el PC paterno.

6) Arranque del ordenador desde el CD del Kubuntu, para no copiar el disco mientras está montado.

7) Copia sector a sector del disco duro secundario en el primario: dd if=/dev/hdb of=/dev/hda. Este paso es sumamente emocionante puesto que si me equivoco al especificar los discos, me lo cargo todo irremisiblemente.

8) Arranque normal del ordenador y ejecución de Gparted (sí, el hombre es el único animal que bla bla...)

9) El disco duro primario tiene ahora una partición primaria de 12GB, una partición de swap de 540MB, y unos 65GB de espacio vacío. Elimino la partición de swap, redimensiono la partición primaria y vuelvo a crear la de swap. Ahora sí, ¡funciona!

En este punto ya estaría todo listo si intercambiara los discos duros del ordenador, es decir, si pusiera el de 80GB como secundario y el de 13GB como principal (el ordenador arranca desde el secundario); sólo faltaría recuperar los datos desde el ordenador progenitivo (vía red, usando samba e un poco de treballar). Pero como soy demasiado vago para tirarme al suelo y cambiar cables, hago lo siguiente:

10) Montaje del disco duro primario: mount /dev/hda1 /media/jardisk (el directorio jardisk ya existía).

11) Modificación del fichero /media/jardisk/etc/fstab, intercambiando todos los hda y los hdb.

12) Edición de /boot/grub/menu.lst, intercambiando todos los hda1 y hdb1, y todos los hd0 y hd1.

13) Modificación del gestor de arranque en el disco principal: grub-install /dev/hda.

14) Reinicio del ordenador, entrada en la BIOS y modificación para que ahora arranque desde el disco primario.

Y después de esto... habemus Linux comunista en el disco duro de 80GB. No ha sido fácil, pero bueno, al menos ha sido.

Disclamador: Si esto que acabo de relatar te sirve para tus propios chanchullos, pues mejor que mejor, pero evidentemente no me responsabilizo de pérdidas de datos y hecatombes parecidas. Esto no pretendía ser un "Clonación de discos jautu" sino un "Mirad qué cosas me pasan, jeje, jiji, unas riiisaaas...". Cada ordenador es un mundo, cada usuario también, y cada mundo es un idem en sí mismo.

En cualquier caso, recuerda siempre la regla básica de las migraciones y formateos: Haz copia de seguridad hasta de tu perro.

30 julio 2006

La recompensa

Después de pasar incontables noches en vela...

Después de cambiar un gugol de pañales (con su correspondiente gugol de desechos orgánicos)...

Después de dar el equivalente a un par de vueltas a la tierra a base de paseitos nocturnos presuntamente adormiladores...

Después de cinco semanas, un día llega, por fin, la recompensa:


Nota: Sí, en efecto, este nene está un poco gordito. Ello es la lógica consecuencia de pasarse el día comiendo. Como se puede ver en la siguiente imagen, este niño siempre tiene un hambre de narices:

Linux a domicilio

Estaba yo zascandilleando por la web de Ubuntu, cuando de golpe y porrazo me encontré con una página que decía: "Si nos das tu dirección te enviaremos CDs de Ubuntu gratis." A lo que yo: ¡Ja! ¡Eso habrá que verlo! Y dicho y hecho, pedí cinco CDs de Kubuntu.

Pues bien, eso fue el pasado día 3, y el día 28 recibí en el trabajo un paquete de esta guisa:


Dentro había cinco CDs con su sobrecito, tal como este:




Pues sí, por increible que parezca, esta gente envía CDs de Ubuntu a cualquier parte del mundo y completamente gratis, no hay que pagar ni los gastos de envío. Así que ya sabeis, si quereis probar esta distribución no lo podeis tener más facil: o bien os lo descargais y lo tostais en un CD, o bien lo pedís y esperais tranquilamente a que os lleguen los CDs ya tostados (tardan aproximadamente un mes en llegar).

Las uerreeles para pedigüeñerar: Petición de CDs de Ubuntu y Petición de CDs de Kubuntu.

27 julio 2006

Lo peor del asunto...

Lo peor no es que este error aparezca siempre en el mismo sitio impidiéndome realizar mi trabajo.

Lo peor no es que Visual Studio 2005 haya sido lanzado a contrarreloj y esté por consiguiente lleno de fallos.

Lo peor no es que la frase anterior siga siendo cierta al sustituir "Visual Studio 2005" por el nombre de cualquier producto de Microsoft.

Lo peor no es que la gente ya considere como algo normal el hecho de que un ordenador se cuelgue de vez en cuando, funcione más lentamente conforme pasa el tiempo o necesite un antivirus tanto si sí como si no.

No. Lo peor es tener que escuchar después a la gente que dice "Bil Gueis inventó los ordenadores / internet" y/o "Pues si no fuera por Bil Gueis los ordenadores serían muy difíciles de usar".

Propongo un mensaje de error alternativo: "Se ha encontrado que Microsoft es un problema y debe cerrarse". Por soñar...

24 julio 2006

¡No soy estándar!

Qué vergüenza. Qué oprobio, humillación y sofoco. Resulta que yo, adalid de la programación educada y según todas las normas habidas y por haber... tengo una página web que NO cumple los estándares del W3C.

La prueba: Esta página no es válida.

He de decir que la página está hecha a mano, con un editor de texto. Pues tendré que ponerme en el cerebro el chip del HTML, en plan el "curso de conducción de helicópteros de Matrix".

18 julio 2006

Mensajeros obsoletos (en el mal sentido)

Os voy a contar una odiesa en miniatura por la que acabo de pasar, y que, si bien ha terminado bien y sin heridos de consideración, no deja de invitar a la reflexión acerca del ciberespacio, la competetitividad empresarial, el orden inherente al caos y, por qué no, los Gyoza y Shumai que acostumbro deglutir en el restaurante de mis suegros.

Resulta que hace un par de semanas compré, por fin, los billetes aéreos que me permitirán pasar las próximas navidades en Japón, en compañía de un montón de gente a la que no entiendo cuando habla (pero los quiero mucho, mis sobrinos sobre todo son encantadores). Los billetes los compré en la web de KLM, y me los enviarían a casa por mensajero.

Todo normal hasta que pasaron dos días y recibí una llamada telefónica. Una señorita me contó lo siguiente: "Buenos días, le llamo de la empresa XXX (protejamos a los inocentes, que de todo hay en todas partes), tenemos un paquete para usted procedente de KLM, pero no encontramos su dirección. ¿Me puede dar algunas indicaciones para el chico que hace el reparto?"

A lo que yo, en principio, me quedé a paralelepípedos. ¿Cómo es posible que no encuentren mi dirección? Bueno, he de admitir que vivo en una calle pequeñita de una urbanización colindante a la capital balear... pero el correo me llega puntualmente, sin problema alguno de localización para el cartero. Bueno, paciencia, un mal día lo tiene cualquiera. Le di las ansiadas indicaciones.

Total que pasa el día y el paquete no llega. Llamo al día siguiente y me dicen: "Es que el chico no encuentra la dirección (eso ya lo sé, cielo), debe ser porque la calle es nueva (NO, no lo es) y es difícil de encontrar". Toma castaña pilonga.

Pasan los días y el paquete no llega. Se suceden las llamadas. Quedamos en que el repartidor me llamará y yo le guiaré. No me llama. Al final se me enciende la lucecita esas de los tebeos, y le digo a la señorita atendiente: Mire en Google Maps que ahí aparece bien claramente la dirección. A lo que la rspuesta es... atención (redoble)... esta: Es que no tenemos internet, sólo acceso a un mapa interno en el que su dirección no aparece. ¡¡Aaaaaah amigo!!

Finalmente el paquete ha llegado. En la última llamada averigüé que el repartidor anterior era nuevo y no conocía la zona, y en cuanto ha vuelto el repartidor habitual (estaba de vacaciones o algo así, supongo), todo ha ido a pedir de cavidad bucal.

Bien, y ahora la reflexión, moraleja, nuncatacostarás o como prefieras:
  1. Una empresa sin acceso a internet hoy en día, tiene delito. Pero si además se trata de una empresa de mensajería, la cosa raya el humor absurdo. Espero que en esa empresa no tengan un jefe del tipo "mejor no damos internet a los empleados porque se pasarían el día viendo porno", que los hay, porque en ese caso, de verdad que les compadezco.
  2. Vale, supongamos que tienen una aplicación propia de mapas y localización de direcciones. ¿Cómo es posible que no aparezca mi dirección? Mi casa existe desde hace VEINTE AÑOS, la calle existe desde hace más tiempo. Y vale que es una urbanización, pero tampoco estoy en la cima de una montaña del Himalaya ni en una fosa abisal. ¿De qué año son los datos que manejan?
  3. Bueeeeno, no tienen internet y no aparece la dirección en el mapa. Entonces, ¿por qué no le dicen al repartidor: "Métete en el primer cibercafé que veas y busca la dirección en Google Maps"? ¿La empresa no puede pagar el euro que costaría dar ese paso?
  4. No hay internet, no hay mapa, no hay cibercafés... pero saben el nombre de la urbanización, ¿no pueden plantarse allí y preguntar a alguien?
En fin, imaginaos que por culpa de este lamentable incidente me quedo sin degustar los Gyoza, Shumai y otras delicias surgidas de las hábiles manos de mis suegros. Tamaña tragedia no entra siquiera en mi imaginación.

Y es que, como dijo un venerable obsoleto tiempo ha: A mí es que hay cosas que no me entran...

13 julio 2006

Kubunteando

Estimado lector o (cosa improbable) lectores: hoy voy a hablar de un tema propio de jaquers, comunistas y frikis en general. Avisado estás por si quieres encarrilar tu navegación hacia derroteros más ortodoxos.

Seguramente habrás oído por ahí, en plan medio leyenda urbana, que es posible ponerle al ordenador una cosa software llamada Linux. "¿Y qué? A mi ordenador yo le pongo muchas cosas", dirás henchido de convicción. ¡Ah! Pero es que este tal Linux es un sistema operativo, es decir, una cosa que no se instala en Windows sino en vez de Windows. Sí sí, no pongas esa cara: es tan mismo como la vida real.

De hecho, yo mismo he tenido contactos semiclandestinos con dicha cosa software. Sin ir más lejos de Tegucigalpa, gracias a Linux y a sus adminículos pppd y tcpdump pude probar y depurar mis pilas TCP/IP obsoletas, InterNestor Suite e InterNestor Lite, a la sazón razonablemente populares. No obstante, con posterioridad a la finalización de tales proyectos volví al redil windosero.

El tiempo pasó, y me encuentro en estos momentos con un ordenador de cuatro años de antigüedad (y que ya cuando lo compré no era precisamente lo último de lo último), un Windows 2000 que hace otros tantos años que fue instalado (imaginaos el increíble rendimiento que proporciona), y la imposibilidad de ver pinículas sin que el sonido salte, por falta de drivers para la tarjeta gráfica.

Así pues, para salir de este círculo guarrete, digo vicioso, se me presentan dos opciones:

  1. Comprar un ordenador nuevo con el Windows XP preinstalado (y con mi alma prevendida a Microsoft, como siempre).
  2. Seguir usando mi ordenador antiguo y ponerme otra vez Linux (sin levantar mucho la voz, por si alguien me oye), que dicen que no necesita tanta máquina como el Ventanas.

Evaluando el coste de la operación y mis capacidades científico-técnicas, he optado por la segunda opción, a ver qué pasa.

Os pongo en situación para por si. La máquina en la que pretendo instalar este SO-que-no-es-Windows tiene las siguientes características, digo, caracteriscas:

  • Procesador AMD Duron a 900 MHz.
  • 384 MB de RAM.
  • Un disco duro de 80 GB y otro de 13 GB.
  • Tarjeta gráfica Voodoo Banshee.
  • Tarjeta sónica SoundBlaster 64.
La idea es instalar Linux en el disco de 13G y por el momento dejar el de 80G tal como está, es decir, con el Windows instalado (y con la carpeta Mis Documentos totalmente caotizada y llena de cosas, tanto útiles como inútiles).

En cuanto a la distribución, oí hablar de una tal Ubuntu, que se autoproclama "Linux para seres humanos". Bien, yo ante todo soy obsoleto, friki, japonófilo y cada vez más calvo; pero aún así, aún me queda algo de ser humano, de forma que probablemente soy apto para esta distribución (o al revés). Peeeero, como ya he dicho antes yo no soy completamente nuevo en esto de Linux, y sé que hay dos escritorios distintos para el idem: KDE y Gnome (bueno, hay más, pero estos son los más famosetes). Ubuntu viene con el Gnome, pero a mí me gusta más el KDE (manías que tiene uno), así que para fastidiar, en vez del Ubuntu normal y corriente decidí decantarme por el Kubuntu, es decir el Ubuntu con KDE.

Con determinación y paso firme, me bajé la imagen de CD de Kubuntu 6.06 desktop, la tosté en un CD, reinicié la máquina computadora con el CD metido y esto es lo que vi al cabo de pocos Hz^-1:


Con la tranquilidad de quien no tiene nada que perder, dejé la primera opción tal como estaba y pulsé Enter para iniciar la carga desde el propio CD. Al cabo de un rato, apareció algo... pero... ¿qué es esto? Parece un escritorio, pero ¡está a 640x480! ¡Qué horror! Nada, reset y a seleccionar la segunda opción del menú: Start kubuntu in safe graphics mode. Esperamos a que vuelva a cargar y... bueeeno, esto es otra cosa:

Imagen tomada de www.linuxsoft.cz

No está mal la idea: el CD arranca una distribución en vivo del sistema operativo, puedes juguetear un poco (evidentemente con ciertas limitaciones, y leyendo continuamente del CD), y si te gusta, le das al icono del escritorio y lo instalas en tu disco duro.

Tras darle al icono de instalación, tendremos que responder a unas pocas preguntas: cuál es nuestro idioma y distribución de teclado, en qué zona horaria estamos, qué nombre de usuario y contraseña queremos, y en qué disco duro se realizará la instalación (podemos borrar el disco por completo, o bien redimensionar una partición). Después de eso, la instalación comenzará de forma totalmente automática, sin que tengamos que intervenir para nada. Así de simple.

Recuerdo que antaño, instalar Linux implicaba pasar un buen rato respondiendo preguntas de índole técnica: qué servicios quieres instalar, qué módulos quieres añadir al kernel, qué tamaño quieres para la partición de intercambio... en fin, parece que se han tomado en serio eso de "para seres humanos"; si bien yo eché de menos una opción de instalación avanzada, no me quejo.

Truqui: Antes de dar paso a la instalación, asegúrate de que la red está bien configurada y de que tienes acceso a internet (dale a la "K" gorda de la esquina inferior izquierda, selecciona "Preferencias del sistema", desde ahí "Parámetros de red", pulsa "Modo administrador" y configura lo que tengas que configurar). Para probar la conexión, pulsa el tercer icono de la barra del escritorio, el navegador Konqueror. Esto es porque si no hay conexión de red, a mitad de instalación te dirá que no puede comprobar las actualizaciones de seguridad o algo así, y tendrás que decirle "que sí, que te oigo" manualmente.

Bien, la instalación tardó unos 45 minutos en mi máquina. Una vez terminada, toca resetear el ordenador, sacar el CD e iniciar el sistema con el flamante Linux instaladito y completo.

Un momento, ¿he dicho completo? ¡NO! Resulta que faltan cosas "indispensables" para el usuario medio, como los codecs para reproducir MP3 y ver DVDs, el navegador Firefox, el Emule (bueno, su clon para Linux) o el Mesenyer (de nuevo, su clon). Pero, ¡ah amigo! Hemos quedado en que somos seres humanos (al menos en parte), así que debe haber una manera sencilla de instalar todo eso.

Pues bien, la hay. Se llama Automatix. No hay más que ir a su página, y seguir las instrucciones para su instalación (es sencillo, incluso para humanos muy humanos). Al ejecutarlo nos aparecerá algo como esto:


Así de sopetón, este programa instalará entre otras cosas: el Firefox con todos los plugins (Java, Flash, Acrobat), el Acrobat Reader, todos los codecs multimedia habidos y por haber, utilidades de red (aMSN, Amule, Gaim, Bittorrent), fuentes adicionales, el navegador Opera, un antivirus (?!), el RealPlayer... y además actualizará el kernel y el KDE. Toma castaña. Eso sí, tardará MUCHO y además nos preguntará varias veces la contraseña de usuario (¿¿pa qué??) y otras cosas. Pero vale la lástima.

Bueeeeno, ahora sí que, en teoría, el sistema está completo. Vamos a probar algún MP3 que tengo en el otro disco duro. A ver, le doy al segundo icono de la barra de tareas y selecciono "Dispositivos de almacenamiento". Se me abre el Konqueror. Bien, aparece el icono del disco duro. Le doy y... "No existe una entrada para este dispositivo en fstab". ¿¿Pero qué demonios...??

Calma, caaaalma. Usa la fuerza, Luke. Es más fácil de lo que parece, concursante. No hay cuchara, Neo. Etc, etc... es hora de rescatar más cosillas de mis viejos conocimientos sobre Linux. Veamos, /etc/fstab es un fichero de sistema que contiene información sobre dónde y cómo se montan los dispositivos de almacenamiento. Vale, abro el susodicho fichero desde un terminal (K->Sistema->Konsole, sudo pico /etc/fstab) y añado la siguiente línea:

/dev/hda1 /media/jardisk ntfs default 0 2

Después hago un sudo mkdir /media/jardisk seguido de sudo mount /dev/hda1, y parece que se lo traga. Vuelvo al Konqueror, le doy al icono y... "No tiene permisos para entrar en /media/jardisk". ¡¡ARGH!!

No os quiero aburrir (aunque quizá ya ni habreis llegado hasta aquí, en cuyo caso estoy hablando solo, ¡qué horror!), pero después de una ardua investigación, descubrí que la línea en fstab debe ser en realidad así:

/dev/hda1 /media/jardisk ntfs default,umask=0000 0 2

Y tras esta miniodisea, entro por fin en el disco duro windosero. Mis Documentos, My Music, doble click en Dragon Ball GT - Hitori ja nai, se abre el Amarok (reproductor multitodo al uso) y... ¡funciona! ¡¡ESTÁ SONANDO!! ¡Y además no da saltos cuando abro otras ventanas! ¡Oeeeee...!

Después de este subidón, voy a probar el video. En efecto, se traga los MPEG, los AVIs y los WMV, im-prezionante (NO, no nos voy a decir con qué videos probé). Y el sonido no salta. Peeeeeeeroooooo... (redoble...) ¡SALTA LA IMAGEN!

¡Grmbfl! A ver si tocando algo de las propiedades de video arreglo algo. K->Preferencias del sistema->Pantalla. Modo administrador. Me dice que ha detectado la tarjeta "Voodoo Banshee", pero que está usando el driver genérico de vesa. Que si quiero probar a usar el driver de Voodoo Banshee. Pues bueno, prueba. "Lo siento, esta configuración no parece funcionar. Mensaje del servidor X:" (sí, el mensaje es ese: nada).

Y después de eso... nada. En ese momento ya era medianoche y un servidor madruga para ir a trabajar para, a su vez, ganarse la vida honradamente, así que... continuará.

Conclusión: ¿Linux para seres humanos? Sí, no lo niego. Pero no está de más tener un toque friki/jaquer/comunista para poder sobrellevar esas pequeñas incidencias. Aunque he de reconocer que buscando en el interdem hay cienes de informaciones que ayudan a desfacer tales entuertos: la comunidad se mueve (qué bonito suena eso).

Nota: Porfa, ¿alguien sabe cómo puedo ver los vidrios sin que me salten? Que quiero ver Densha Otoko...

02 julio 2006

Modem venerable

Bueno, pues como os prometí en una entrada anterior, os voy a mostrar el pedazo de modem que usaba en mi 386 más o menos cuando Linus Torvalds dijo aquello de "Hola, me estoy haciendo un sistema operativo, ¿alguien quiere ser mi amigo?"

Caballeras y caballeros, con todos ustedes... el Monstruo Mecánico M-13.


El diskete está para que os hagais una idea del tamaño del aparato. Lo trajo mi padre de su trabajo (una central de Telefónica) en 1990 ó 1991, y era capaz de unos apabullantes 1200 baudios.

La verdad es que no me explico cómo se las apañó mi padre para conectar el cachivache a la línea telefónica, vistas las opciones de conexión disponibles:


Lo que sí recuerdo es el procedimiento de conexión, era bastante pintoresco y se componía de los siguientes pasos:

1. Coger un teléfono normal y corriente y marcar a mano el número.
2. Esperar a que el modem remoto respondiera con el PIIIII característico.
3. Pulsar el botón CONN del modem (el primero de la fila superior).
4. Colgar el teléfono.

Es de suponer que en su entorno original, las conexiones se podían realizar de forma más automatizada... porque si no, menudo cachondeo...

Con este modem he conectado muchísimas veces a BBSes (que en esos entonceses "no existía" eso de Internet). El programa que usaba para tal menester era un tal Telix, un software absolutamente revolucionario porque con una extensión permitía usar el protocolo BiModem. El susodicho protocolo permitía nada menos que enviar un fichero, recibir otro, y chatear, ¡¡todo a la vez!! Ciertamente, un auténtico prodigio tecnológico (ains... qué tiempos...)

29 junio 2006

¡Ojazos!

Esta foto tiene ya varios días, la pongo ahora porque Kyoko ha tenido la delicadeza de enviármela por email. Se trata de (atención) la primera foto de Kaito con los ojos abiertos.


(La verdad es que en esta foto ha quedado un poco Shin Chan.) :-P

NOTA: Prometo que cuando mi cerebro se haya acostumbrado a la falta de sueño, volveré a publicar cosas interesantes.

21 junio 2006

HOLA, MUNDO

Damas y caballeros, obsoletos y modernillos, internautas todos y seres pensantes en general...

Con todos ustedes, Kaito Soriano Koizumi.


Con un peso de 3700 gramos métricos y una altura de 49 centímetros parabellum, la fecha de lanzamiento definitiva fue el 19 de junio a mediodía.

De propina, aquí teneis una foto más, en la que se muestra a nuestro héroe profundamente dormido. (NOTA: El bebé es el que viste de amarillo.)

16 junio 2006

Espíritu "okupa" desde muy, muy joven

Todo el mundo ha visto las estadísticas que nos muestran la elevada edad a la que los jóvenes de hoy en día abandonan el hogar paterno. Que si nunca antes de los 30, que si muchas veces después de los 35... vamos, más tarde de lo que sería habitual, sea por lo cómo que se está en casita, por la especulación ladrillera o por lo que sea.

Pues bien, parece ser que algún día viviré en mis propias carnes el apalancamiento filial... o por lo menos, mi futuro vástago, Kaito, apunta maneras.

Resulta que por si no erais conocedores de ello, mi señora, doña Kyoko, se encuentra en avanzado estado de gestación. Tan avanzado, que el susodicho embarazo tenía que haber concluído hace ya una semana. Pero de eso nada, Kaito sigue "okupando" el recinto uterino y no parece tener ganas de salir. De hecho, hoy hemos acudido al hospital para una monitorización fetal... y ya es triste que tras las oportunas ecografías y resonancias, el médico diga "Este niño está muy bien... demasiado bien", y acto seguido nos mande de vuelta a casa.

En fin, que de seguir así la cosa, cuando nazca ya medirá metro ochenta, tendrá bigote y entradas, y dirá "¿Qué pasa, tron?". El domingo tenemos otro control hospitalario. A ver qué pasa.

13 junio 2006

Una vez hice un protocolo...

Rebuscando en el Imperio del Desorden y el Caos (AKA la carpeta "Mis Documentos" del ordenador de casa) encontré un ficherillo de texto cuya existencia había olvidado a pesar de la capital importancia que reviste. Se trata de la especificación del Simple Partition Transfer Protocol (SPTP). No, no te estrujes el cerebro tratando de recordar qué protocolo es ese... porque dificilmente lo habrás visto ni mucho menos usado: lo inventé yo hace año y medio.

Resulta que los protocolos que hacen posible el funcionamiento de esta nuestra querida Internet (TCP, IP, FTP, HTTP et altri) se definen en documentos llamados RFC (Request For Comments) y están a libre disposición del público en la web de RFC Editor, el organismo que se encarga de mantener el repositorio de tan valiosa información.

Si bien las especificaciones que acaban recibiendo el estatus de protocolos oficiales sólo pueden proceder del Internet Engineering Task Force (IETF) o bien de organismos relacionados (no estoy muy seguro de cómo funciona ese tema), RFC Editor admite el envío de documentos por parte de particulares, si bien a lo máximo que se puede aspirar en ese caso es a la publicación en forma de RFC Informativo o Experimental (vamos, que no puedes pretender diseñar el sustituto del TCP, enviarlo y esperar que lo estandaricen... a no ser que la gente del IETF se interese por el asunto).

Ahora bien, antes de ser publicado como RFC, todo documento ha de pasar por el estado de Internet Draft, es decir, borrador. Estos borradores se hacen públicos durante seis meses, tras los cuales son borrados de los archivos de RFC Editor; ahora bien, pueden enviarse versiones nuevas del documento cuando sea necesario, en cuyo momento se reinicia el contador de seis meses. La intención es que los comentarios de la gente ayuden a ir mejorando los documentos, hasta que alcanzan la calidad suficiente como para convertirse en RFCs.

Pues bien, en pleno delirio de grandeza, un buen día (bueno, me llevó unos cuantos) diseñé un protocolo para traspasar particiones de disco enteras de un ordenador a otro por medio de una conexión de red, de una forma sencilla. Por supuesto, el propósito de semejante invento no era otro que realizar copias de seguridad de las particiones del MSX, usando el ya veterano InterNestor y la recién nacida ObsoNET.


Pues bien, lo envié con el propósito de verlo publicado como Internet Draft y... coló. Llegué a enviar dos versiones y estuvo publicado hasta que expiró, hace ahora exactamente un año.

La idea original era hacer una implementación del protocolo (servidor para PC y cliente para MSX), que usaría para pulir los posibles fallos y lagunas de concepto que surgieran, y que pondría como justificación para pedir la publicación como RFC experimental. Pero me puse con otros temas y lo dejé, hasta que murió, digo, caducó.

Si alguien quiere echarle un ojo a tan fantabuloso protocolo y hasta incluso implementarlo, aquí lo teneis: Simple Partition Transfer Protocol (SPTP). Sería muy "bodito y herboso" que un protocolo diseñado para el MSX (y en cuya especificación se hace mención explícita al susodicho sistema obsoleto, por cierto) se convirtiera en todo un señor RFC. ¿Alguien se anima?

NOTA: El texto "fuente" lo redacté en XML siguiendo el marcaje propuesto en este RFC, y lo convertí al formato requerido (ASCII plano pero con ciertas normas de estilo y con índices, números de página, etc) usando esta aplicación en línea (la aplicación también se puede descargar, pero es un script TCL y creo que sólo el Linux se traga esas cosas).

12 junio 2006

Mil espams

Esta mañana, al revisar mi correo, me he encontrado con lo siguiente:


En efecto, acabo de superar la triste marca de los mil correos basura recibidos en un mes (GMail borra automáticamente dichos mensajes un mes después de su recepción). Y suerte tengo de que el filtro anti-spam de GMail se los traga casi todos.

Esto ya traspasa todos los límites tolerables. El correo basura es hoy por hoy el problema más grave de la red (quizá seguido de cerca por los intentos de la SGAE por cobrarnos cada vez que digamos "internet"), y no hace sino agravarse día a día.

Uno se pregunta si realmente no puede hacerse nada para solucionar esta plaga. ¿De quién es la culpa? ¿Leyes insuficientes o que no se hacen cumplir? ¿Usuarios estúpidos que responden a esos mensajes? Es que encima, para más recochineo, se conoce la identidad de los "grandes magnates" de este acoso electrónico, los responsables del envío de una buena parte de esta basura. ¿No se podría enviarles unos matones y que les den una buena paliza? Porque si siguen así, van a saturar las comunicaciones electrónicas de todo el planeta.

En fin, a mí estas cosas es que me sacan de quicio y tal. Voy a tomarme un Gradium a ver si me calmo.

08 junio 2006

Mi prehistoria informática

Pues sí, queridos amigos. No siempre he sido un prohombre de las artes obsoletas. Hubo una época, ya lejana, en la que el que la presente suscribe apenas sabía nada sobre ordenadores; los vastos conocimientos al respecto de que ahora dispongo fueron poblando mi intelecto a base de horas pasadas frente a las susodichas maquinitas, amén de un puñado de curiosas experiencias.

En esta entrada os voy a contar algunas anécdotas acaecidas en esos entrañables tiempos de mi iniciación en el tema informático; algunas de ellas son anteriores a la posesión de mi primer MSX. A mí me parecen sucesos dignos de recordar, si bien es posible que en ti susciten menos interés que la boda del primo segundo del que le vendió el coche a Farruquito. Avisado estás.

El primer recuerdo que tengo respecto al uso de estos curiosos aparatos me remonta a un día cualquiera de mis aproximadamente diez años (ergo, circa 1984). Mi padre trabajaba en Telefónica y en esas épocas me llevaba a veces a la central cuando por algún motivo debía acudir fuera del horario laboral y escolar (mayormente, creo que por tener que estar de guardia por si las averías). A mí me fascinaba ver tantas máquinas raras, los armarios de cables, el silencio reinante a excepción del zumbido de los idems (los cables) y el chasquido de relés... pero un día, una de esas maquinitas me llamó especialmente la atención. Tenía un teclado que parecía sacado de una película de los años 60 ó 70, y una pantalla en fósforo verde (y sólo texto, ofcoursemente). Era una de esas cosas llamadas "ordenadores".

Tras obtener el permiso paterno, me planté frente al teclado y pulsé una tecla. ¡¡Sorpresa, apareció un carácter en la pantalla!! Y pulsando otras teclas aparecían otros caracteres. Curiosa máquina. Enseguida descubrí que había unas teclas que no eran como las demás: tenían pintadas unas flechitas, y al pulsarlas, la línea parpadeante de la pantalla se movía, y los caracteres escritos aparecían en otro sitio. Acababa de descubrir los cursores.

Ante tamaña demostración de poderío tecnológico, mi mente no tardó en encontrar una utilidad para el susodicho aparato... sí amigos, armado con los cursores y con la tecla de asterisco, dibujé en la pantalla una figura compuesta íntegramente por asteriscos: puro arte ASCII. Y cuando creía que ya había exprimido al máximo toda la potencia de semejante monstruo mecánico, se acerca mi padre, pulsa una tecla que me había pasado desapercibida y... se empieza a oir un chisporroteo. Era una impresora, y ¡mi obra de arte había quedado plasmada en papel! Un hecho insólito que repetí varias veces, con distintos dibujos.

Así que ya sabeis, amiguitos... os digan lo que os digan, el primer nestorware de la historia fue el NestorAsteriscos.

La siguiente anécdota nos lleva hasta la sección de informática del Contipryca (por aquel entonces aún no se llamaba Carrecuatro). Eran los primeros tiempos de la popularización de los ordenadores de 8 bits, y varios ejemplares de diversas marcas y modelos estaban expuestos a la entera disposición de los curiosos ojos y manos del público, y además sin ninguna vigilancia (algo que hoy en día cuesta creer).

Pues bien, me planté detrás de un mozalbete (mayor que yo, aunque no debía tener tampoco muchas primaveras) y observé que se puso a teclear algo que empezaba con "COLOR". Pulsó una tecla gorda que había en la parte derecha del teclado y... ¡milagro! ¡¡El color de la pantalla cambió!! Descubrí así dos hechos trascendentales sobre los ordenadores:
  1. Son capaces de mostrar colores. ¡Cómo avanza la técnica!
  2. Se les puede dar órdenes a través del teclado, y además de forma muy sencilla: basta escribir COLOR para cambiar el color de la pantalla, ¡qué inteligencia artificial más asombrosa!
Este suceso, unido probablemente a otros similares que no recuerdo, me hizo cobrar verdadero interés por estos enigmáticos inventos.

Saltamos ahora a mis primeros días como usuario de MSX, cuando estaba leyendo manuales e intentaba descifrar de qué iba todo eso del BASIC y compañía. Tecleé un par de líneas de ejemplo que encontré creo que en uno de los manuales de mi Canon V-20, que ni siquiera eran un programa sino que se ejecutaban en modo directo. Ni me molesté en averiguar qué hacían esos comandos, simplemente los tecleé para ver si efectivamente conseguía que el ordenador hiciera algo, lo que fuera.

Pues bien, tras teclear la primera línea y pulsar la tecla gorda para hacer bajar el cursor... el color de la pantalla cambiaba a otro bastante feo. Vaya engorro. Volveré a teclearlo todo, a ver si lo he hecho mal... nada, lo mismo. ¡Yo no quiero que cambie el color de la pantalla! Entonces se me ocurrió una triquiñuela: tras teclear la línea, en vez de pulsar la tecla gorda, usaré el cursor abajo para cambiar de línea. ¡Funciona! ¡Qué listo soy!

Pero resulta que mi padre, que había contemplado la escena, me aleccionó sobre la futilidad de mi acción:

Cuando escribes un comando, tienes que pulsar ENTER para que se ejecute. Si no pulsas esa tecla, lo que has escrito no sirve de nada.

Así pues, quedaron grabados en mi cerebro otro para de descubrimientos cruciales:
  1. La tecla gorda de la derecha se llama ENTER.
  2. Esa tecla sirve para que el ordenador realmente haga lo que le ordeno (¡es verdad, el tío del Contipryca la usó para cambiar el color!)
Poco después de ese feliz suceso hice lo que quizá fue mi primer programa. En una revista había un programa que sumaba y restaba, con interfaz de usuario en plan "Introduce los dos números" y "Pulsa 1 para sumar o 2 para restar". Pues bien, amplié ese programa para que, además, restara y multiplicara. No os podeis imaginar lo ancho que me quedé tras dicha hazaña; pensé algo así como "Ya soy un jaquer" (aunque aún no existía esa palabreja).

Mucho después, ya acercándonos peligrosamente a los años 90, vi en una revista de MSX un reportaje sobre los disketes; creo que fue la primera vez en mi vida que vi un idem, aunque fuera en foto. Descubrí que eran un medio de almacenamiento infinitamente mejor que las cintas: más fiables, más rápidos y con más capacidad. Vaya, ojalá algún día pueda usar estas cosas en mi ordenador... pero qué va, estoy soñando, son demasiado caros.

El concepto de diskete hizo sin embargo brotar una duda en mi inquieta cabecita. Veamos, cuando uno tiene una cinta con varios programas, para cargar uno de ellos lo que hace es avanzar/rebobinar la cinta hasta la posición deseada, pulsar PLAY en el casete y teclear la orden LOAD correspondiente. Un diskete, en cambio, simplemente se mete en la disketera y ya está... entonces, ¿cómo se hace para seleccionar el programa deseado? Un gran misterio que permaneció irresoluto hasta unos cuantos años después, cuando me inicié en los entresijos del MS-DOS.

Para terminar este rollo, a ver si adivinais qué pasó por mi cabeza la primera vez que tuve en mis manos un diskete de 3.5"... pues en efecto, lo siguiente:

Esto debe ser lo que llaman "disco duro", puesto que no puedo doblarlo como los disketes normales (los de 5.25")

Y colorín colorado... obsoletos nos hemos quedado.

06 junio 2006

Obsolescencias en Japón

Como ya sabrás, avezado visitante, un servidor es friki confeso de los ordenadores MSX. Pues bien, el mejor lugar del mundo para alguien con tan extravagante afición es, por supuesto, Japón. En esta entrada os voy a soltar un poco de rollo al respecto y de paso mostraros algunas fotos que hice en el susodicho país. Todas están tomadas durante mi primer viaje, en agosto de 2001.

Poneos en situación. Llego a Japón por primera vez en mi vida. Una vez ubicado en casa de Kyoko, inmediatamente después de soltar las maletas, le digo a mi por aquel entonces futura cónyuge: "Llévame a ver tiendas de maquinitas." A lo que ella sorprendida me responde: "Acabas de hacer un viaje de casi veinte horas, ¿no prefieres descansar un poco?" A lo que yo: "No. Puedo aguantar. Quiero ir a ver tiendas de maquinitas."

Total que nos dirigimos hacia Den Den Town, el barrio de las tiendas de maquinitas de Osaka (algo así como el tokiota Akihabara). Peeeero, cuando ya hemos bajado del último tren y enfilamos la calle principal... como justo castigo a la bravuconada, el jet-lag me ataca sin previo aviso, me da tiempo a decir "Estooo, Kyoko... creo que... me... mue... ro..." antes de casi desmayarme, y hemos de volver a casa corriendo, tras lo cual únicamente me da tiempo a desplomarme en la cama. Moraleja para viajeros: cuando llegues a destino tras un viaje tan largo, descansa, aunque la emoción de estar en Japón (¡¡estás en Japón!!) te mantenga temporalmente eufórico y despierto.

Al día siguiente, una vez reanimado, volvemos al mismo lugar, y al entrar en una tienda me encuentro con lo siguiente:


Sencillamente, no se puede explicar con palabras. Es la apoteosis, el acabáramos, el no va más. Pero eso fue sólo el principio. En otras tiendas encontré un poco de soft obsoleto:


Pero no se vayan todavía, aún hay más:




En la primera puedes ver, a la izquierda, que también se venden juegos sin caja, es decir el cartucho a pelo.

Claro que a veces no es todo tan bonito, como se puede ver en la siguiente foto. ADVERTENCIA: Esta foto puede herir tu sensibilidad.


Pues sí, en muchas tiendas de maquinitas existe la caja de Junk, es decir despojos; te venden esos ordenadores a un precio irrisorio (algunos incluso a cien yenes), pero sin ninguna garantía de funcionamiento. Vamos, como ir al chatarrero; ideal para los que buscan piezas sueltas o son verdaderos macguivers. No es mi caso.

Otra de las cosas que uno descubre en estas peregrinaciones, y que por otra parte resulta ser completamente lógica, es que en Japón se vendieron en su día multitud de modelos de MSX de cuya existencia ni siquiera nos enteramos en el resto del mundo. Ver si no estos dos ejemplares:




Fijaos además, en que este último parece tener capacidades de digitalización de imágen o similar, puesto que tiene unos leds que indican Super, Television, Computer. A saber.

Para terminar, un par de fotos que hice en Akihabara aprovechando una escapadita a Tokio que hicimos. La primera es la tienda en la que compré un Turbo-R, junto al que, a traición y con alevosía, me endilgaron una impresora, por supuesto de MSX.


Y esta foto de pésima calidad hecha en el hotel, muestra todos los adminículos que adquirí ese día. Creo que después de hacer esa foto aún compré más cosas, no lo recuerdo bien. Eso sí, imaginaos después la papeleta de volver cargados con todo eso a Osaka en tren... lógicamente, Kyoko se defecó en mis difuntos unas cuantas veces.


Pues bueno, espero que ahora entiendas un poco más el sentido del Principio Máximo del Frikismo que afirma que Todo friki ha de peregrinar a Japón al menos una vez en la vida. Felices sueños.

NOTA: Todas estas fotos, más algunas de bonus, están en Flickr.